Vida cotidiana

La Casa Grande de los Awá en Nariño y la justicia multiespecie

Imagen referencial del pueblo Awa

Con el reconocimiento por parte de la Justicia Especial para la Paz del territorio Awa en Nariño como víctima del conflicto armado, la justicia ambiental toma un nuevo protagonismo

En el corazón de la selva de Nariño, el Katsa Su o Gran Territorio del pueblo indígena Awá —la “Casa Grande” en awapit— fue declarado como víctima de violencia sistemática en medio del conflicto armado por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en 2021.

Los Awca cantan

Ubicado en el suroccidente colombiano, cerca a la frontera con Ecuador, este territorio comprende bosques montañosos y cuencas de ríos vitales para la subsistencia de 43 cabildos indígenas.

Con el reconocimiento, el sentir colectivo de ese pueblo, representado por la Unidad Indígena del Pueblo Awá (Unipa) y la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas (Camawari), se convirtió en fundamento jurídico para reclamar reparación. Después de décadas de hostigamientos, desplazamientos forzados y un legado colonial que aún condiciona las decisiones estatales que afectan al territorio, la decisión de la JEP abrió la puerta a un paradigma de justicia que incluye la supervivencia cultural y la protección de sus prácticas ancestrales. 

Para las comunidades Awá, los ríos no son meros recursos naturales susceptibles de explotación, sino que son fuentes de derecho y vida. En cada caudal se inscriben las normas comunitarias que regulan la pesca, la siembra y las ceremonias de cuidado del bosque.

A través de un enfoque biocultural nuestro libro teje un diálogo entre perspectivas indígenas y no indígenas planteando una exploración crítica de los derechos de la naturaleza. Por ejemplo, documenta cómo, a partir de rituales y calendarios vinculados al ciclo hídrico, los Awá establecen sus propias ordenanzas; y posiciona el rol central de las mujeres en la consolidación de una justicia intercultural. Al otorgar voz jurídica a los ríos, las montañas y la medicina tradicional, se pone en jaque el modelo legal tradicional, que entiende la naturaleza como un objeto pasivo. De este modo, queremos mostrar la manera en que se redefine la relación entre lo humano y lo no humano, dando a cada existencia territorial un papel activo en la construcción de la ley.

Investigación anfibia: combinación de saberes

La investigación anfibia, inspirada por el trabajo del sociólogo Orlando Fals Borda, es el método central de nuestra publicación. Este método consiste en combinar la mirada académica con el conocimiento vivencial, en este caso de los líderes Awá, trabajando en talleres, recorridos por el territorio y encuentros junto al agua.

Este enfoque colaborativo rompe la distancia entre investigador y comunidad. Juntos construimos  marcos teóricos para entender y explicar los derechos de la naturaleza, y colectivamente exploramos la experiencia práctica y espiritual de los cuatro mundos de la justicia multiespecie Awá.  El resultado  son “mapas vivos” donde el pensar y el sentir se funden, retratando un territorio que no solo se estudia, sino que se habita y se aprende día a día.

Retos entre jurisdicciones

Aunque la JEP reconoce formalmente al territorio Awá, el camino para implementar ese fallo en conjunto con la Jurisdicción Especial Indígena (JEI) está lleno de obstáculos. En medio del conflicto armado en curso, los protocolos existentes no se han podido implementar, y no hay recursos suficientes para garantizar la participación real de las autoridades indígenas en las mesas de decisión.

La falta de traducción de testimonios, la escasa representación Awá en las comisiones de reparación y la ausencia de seguimiento efectivo son algunas de las barreras que perpetúan lógicas de subordinación. En el libro denunciamos estas fallas y proponemos mecanismos de coordinación horizontal basados en el respeto mutuo y la autonomía de cada jurisdicción.

Declaraciones sin efecto real

En América Latina, países como Ecuador y Bolivia han incorporado derechos de la naturaleza en sus constituciones, pero esos avances rara vez se traducen en cambios concretos sobre el terreno. El caso Awá ilustra esta paradoja: mientras el discurso legal evoluciona, proyectos mineros y viales amenazan las zonas protegidas del Katsa Su.

Sin vigilancia comunitaria ni un enfoque interseccional que atienda aspectos de género, cultura y medio ambiente al mismo tiempo, los derechos de la naturaleza corren el riesgo de convertirse en meras declaraciones. En nuestra investigación resaltamos la urgencia de articular redes de monitoreo lideradas por las propias comunidades y de legislar con base en experiencias locales, desde las que es posible fortalecer los estándares internacionales.

Cinco propuestas desde la resistencia Awá

  1. Gobernanza indígena efectiva: las decisiones deben ser interjurisdiccionales, considerando a los gobiernos tradicionales del pueblo Awá.
  2. Coordinación horizontal: establecer mesas de trabajo mixtas entre JEP, JEI y cabildos.
  3. Liderazgo femenino: visibilizar y fortalecer las prácticas de cuidado dirigidas por mujeres indígenas.
  4. Valoración de saberes ancestrales: incorporar conocimientos tradicionales como fundamento de políticas y normas.
  5. Redes sur–sur: forjar alianzas regionales para proteger la biodiversidad y luchar contra el cambio climático frente al extractivismo corporativo.

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