La Unidad de Búsqueda, creada tras el Acuerdo de Paz, reveló una nueva cifra que evidencia la urgencia de coordinación entre entidades del Estado y organizaciones internacionales para enfrentar esta tragedia humanitaria.
Colombia enfrenta una de las crisis humanitarias más profundas derivadas del conflicto armado: la desaparición forzada. De acuerdo con la información publicada por caracol Radio, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) actualizó la cifra oficial y reveló que ya son 126.895 las personas desaparecidas en el contexto del conflicto, 2.161 más que el registro anterior.
Esta actualización, la séptima que realiza la entidad, no solo implica un dato numérico: representa nuevas familias, nuevas ausencias, nuevas historias interrumpidas. La UBPD, creada en 2016 como resultado del Acuerdo de Paz, busca reducir la brecha de subregistro a través de un enfoque humanitario y extrajudicial.
Según su directora, Luz Janeth Forero, el incremento refleja también el fortalecimiento del trabajo territorial y el aumento en la confianza de las comunidades hacia la institución. “Este aumento en el universo es producto también del crecimiento en las solicitudes de búsqueda, de la legitimidad de nuestro mandato y del reconocimiento del enfoque humanitario con el que trabajamos”, señaló.
La actualización no habría sido posible sin el acercamiento directo con las comunidades, un proceso que ha permitido que más familias pierdan el miedo y soliciten apoyo para encontrar a sus seres queridos. Sin embargo, desde la Unidad hacen un llamado urgente: es necesario articular esfuerzos entre el Estado, las organizaciones sociales y la cooperación internacional para responder con mayor eficacia a esta tragedia colectiva.
“Buscar a los desaparecidos no puede ser una tarea aislada —advirtió Forero—. Requiere compromiso político, recursos suficientes y una acción articulada entre todas las instituciones del Estado y las instancias internacionales con capacidad de apoyo técnico y humanitario”.
La cifra actualizada es una herida abierta que exige más que cifras: demanda justicia, verdad y compromiso real para que la búsqueda no quede atrapada en el olvido.