- Un grupo de 12 comunicadores de comunidades indígenas y campesinas trabaja para llevar a todos los rincones de la Estrella Fluvial de Inírida la voz de la conservación y el conocimiento ancestral. Su misión: fortalecer el tejido social a través de la comunicación y el amor por el territorio.
La Estrella Fluvial de Inírida (EFI), ubicada en los departamentos de Guainía y Vichada, es uno de los ecosistemas más valiosos de Colombia y del mundo. Allí, donde confluyen los ríos Guaviare, Atabapo, Inírida y Ventuari, nace el gran Orinoco, cargado de vida y de historias.
En 2014, más de 250 mil hectáreas de este paraíso natural fueron reconocidas como sitio Ramsar, una designación internacional que busca proteger los humedales más importantes del planeta.
Pero más allá de los documentos y acuerdos internacionales, la verdadera defensa de este territorio nace en su gente, en sus voces y en sus historias. Por eso, desde comienzos de 2024, la Mesa Ramsar EFI dio vida al Colectivo Comunitario de Comunicaciones, una iniciativa que busca darle palabra y visibilidad a la Estrella Fluvial desde quienes la habitan y la cuidan.
“La comunicación es nuestra herramienta para sanar, proteger y unir. Queremos que las comunidades conozcan lo que se está haciendo y se sientan parte del cuidado del territorio”, cuenta Alexi Rodríguez, joven comunicador indígena puinave y uno de los impulsores de este proceso.
Una red que une y comunica
Este colectivo está conformado por 12 representantes de 27 comunidades, pertenecientes a los pueblos puinave, curripaco, piapoco, cubeo, tukano, wanano, sikuani y a comunidades campesinas. Cada uno de ellos aporta su conocimiento, su cultura y su voz para construir un espacio de comunicación donde todos se reconocen como parte de una gran red de cuidado mutuo.
Su trabajo consiste en traducir el conocimiento técnico y ambiental del Plan de Manejo Ambiental de la EFI a lenguajes cercanos y propios, mediante pódcast, videos, fotorreportajes y talleres educativos, realizados en las lenguas locales. Así, las acciones de conservación dejan de ser solo un acuerdo escrito y se convierten en “relatos vivos que recorren los caminos de la selva, los ríos y las sabanas”.
“En cada visita a las comunidades, vemos cómo la gente se emociona al reconocerse en las fotos, al escuchar sus lenguas en los pódcast, al ver reflejadas sus prácticas tradicionales. Eso nos dice que vamos por buen camino”, afirmó Alexi.
Comunicación para fortalecer el tejido social
Más que hablar de problemas, este colectivo busca fortalecer los lazos entre las personas y el territorio, rescatando los saberes ancestrales, las historias de los abuelos, y promoviendo una reflexión comunitaria sobre el cuidado del agua, los peces, los árboles y todos los seres que habitan la Estrella Fluvial.
Estamos construyendo un tejido comunicativo que une a las comunidades, que les recuerda la importancia de cuidar lo que es de todos. Y también nos ayuda a sanar las heridas que han dejado los problemas ambientales y sociales”, dice el joven comunicador.
El trabajo del colectivo también ha sido una escuela de liderazgo y empoderamiento, especialmente para las mujeres y jóvenes. Gracias a los talleres de gobernanza, comunicación oral, audiovisual y escritura, hoy son más las personas que se animan a hablar en público, a participar en las decisiones comunitarias y a soñar con nuevas formas de cuidar su hogar.
“Antes muchos éramos tímidos, ahora ya podemos hablar, grabar, contar nuestras historias. Incluso una compañera del colectivo se lanzó para ser capitana de su comunidad, y ganó. Eso es una muestra del poder que tiene la comunicación para transformar”, recuerda Alexi con orgullo.
Sembrando conciencia, cosechando esperanza
Desde que comenzaron los talleres y jornadas educativas, el colectivo ha visitado 7 de las 25 comunidades que esperan recorrer. En cada una, dialogan sobre la importancia de respetar las tallas mínimas de pesca, las vedas y la necesidad de evitar la tala indiscriminada, para garantizar que los peces, los árboles y los animales sigan acompañando a las futuras generaciones. Vale la pena resaltar que las distancias entre los territorios no son como las de Bogotá o Medellín, y aunque sus calles no tienen el cementro de las ciudades, se viven desde otros contextos.
Los propios capitanes de las comunidades han reportado cambios concretos: ahora se respeta más la talla de los peces, se promueve la pesca artesanal frente a las redes de malla, y se habla abiertamente de la importancia de restaurar los bosques.
“Ya no se pesca cualquier cosa, ya hay más conciencia. Incluso han vuelto algunos peces que ya casi no se veían. Eso nos llena de alegría y nos muestra que el trabajo vale la pena”, dice Alexi.
Un camino que recién comienza
Aunque el camino no ha sido fácil —el calor, las largas caminatas y la falta de recursos son parte del día a día—, el Colectivo Comunitario de Comunicaciones ha logrado algo fundamental: devolver la voz a las comunidades y hacer visible su papel como guardianes de la Estrella Fluvial de Inírida.
Con el apoyo de organizaciones como WWF, que acompañaron la formación del grupo, este colectivo hoy se perfila como una apuesta a largo plazo por la comunicación comunitaria como pilar para la conservación.
“Este proceso ha demostrado que cuando las comunidades se reconocen, se escuchan y se cuentan, nace un poder enorme para proteger lo que tenemos. Queremos seguir creciendo y sumando más voces, porque este territorio es de todos y todos debemos cuidarlo”, concluyó Alexi su narrativa para esta ocasión.
Así, entre ríos, bosques y palabras, el Colectivo Comunitario de Comunicaciones de la Estrella Fluvial de Inírida teje día a día la red que sostiene la vida en este territorio sagrado.